Javier Milei, presidente de Argentina, ha impulsado un controvertido decreto que facilita la adquisición y tenencia de armas semiautomáticas de alto calibre entre los civiles. Esta medida suprime una prohibición establecida desde 1995, que limitaba el uso de estos armamentos a las fuerzas militares y de seguridad. El decreto plantea un régimen especial que permite la compra de armas derivadas de uso militar bajo el argumento de reevaluar los mecanismos de control vigentes y habilitar estas armas para actividades deportivas o lícitas. La decisión ha generado preocupación en sectores como la Red Argentina para el Desarme, que advierten sobre los riesgos de aumentar la circulación de estas armas y su potencial desvío al mercado ilegal, en un país donde las armas no registradas podrían duplicar las cifras oficiales.
Milei, conocido por su respaldo a la libre portación de armas, incluso durante su campaña presidencial, ha implementado sucesivas medidas para flexibilizar el control sobre las armas de fuego. En diciembre, redujo la edad mínima para ser usuario de armas de 21 a 18 años y digitalizó el trámite para la adquisición de permisos, denominado «tenencia exprés». Estas acciones contrastan con las medidas restrictivas tomadas por otros países, como Nueva Zelanda, que prohibieron la venta de armas semiautomáticas tras eventos violentos significativos. En Argentina, el discurso de Milei ha sido comparado con el de líderes de la ultraderecha global, quienes también defienden la desregulación del mercado de armas como parte de sus plataformas políticas.
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