Javier Milei cerró su campaña en Buenos Aires, un bastión peronista, enfrentando un ambiente hostil y con menos asistencia de la esperada. Con apenas la mitad de la cancha del club Villa Ángela ocupada, Milei intentó animar a sus seguidores con un discurso enérgico, exhortándolos a votar para derrotar al kirchnerismo. Además, defendió a su hermana Karina, señalada por corrupción, describiéndola como víctima de injurias. El líder libertario consideró estas elecciones legislativas cruciales para su gobierno, destacando el riesgo de una derrota que podría debilitar sus aspiraciones para las elecciones nacionales de octubre.
La campaña de Milei ha estado marcada por acusaciones y tensiones crecientes. Un reciente incidente de seguridad en su caravana electoral aumentó las preocupaciones para el mitin final, llevando al gobernador peronista Axel Kicillof a advertir sobre posibles riesgos de seguridad. Milei acusó al kirchnerismo de intentar frenarlo mediante intentos de intimidación física. El presidente también enfrenta complicaciones económicas, incluyendo la caída del peso, y ha tomado medidas como vender reservas para estabilizarlo, desafiando promesas previas. En medio de este turbulento panorama, Milei ha decidido modificar su agenda internacional, priorizando reuniones empresariales en Los Ángeles sobre eventos personales.
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