El banco central ha anunciado una nueva política monetaria destinada a combatir la creciente inflación que ha afectado la economía durante el último año. Esta medida incluye un incremento en las tasas de interés, lo que representa un intento por controlar el gasto y enfriar la economía. Expertos señalan que esta decisión podría tener repercusiones significativas en el sector inmobiliario y en el consumo, ya que los préstamos se volverán más costosos para los ciudadanos y las empresas. El objetivo es estabilizar los precios sin causar un freno abrupto en el crecimiento económico.
En contraste, algunos sectores empresariales han expresado preocupación por los posibles efectos negativos que esta política pueda tener en la competitividad nacional. Se teme que el aumento de las tasas de interés pueda desalentar la inversión extranjera y agravar las dificultades para las pequeñas y medianas empresas que dependen del crédito asequible. Entretanto, los consumidores podrían enfrentar una carga financiera adicional, en un momento en que los salarios no han crecido al mismo ritmo que el costo de vida. El gobierno ha respondido asegurando que se trata de una medida necesaria para asegurar la salud económica a largo plazo.
Leer noticia completa en El Mundo.