El documental ofrece una mirada inédita tras bastidores de la conflictiva relación entre Shia LaBeouf y el director durante la producción de una película. Las tensiones se evidencian en repetidos enfrentamientos, donde las diferencias creativas y de personalidad generan un ambiente hostil en el set. LaBeouf, conocido por su carácter temperamental, y el director, no logran llegar a un consenso, lo que retrasa el avance del proyecto. Estos desacuerdos, que van desde la visión artística hasta la ejecución técnica, crean un clima de incertidumbre que afecta a todo el equipo.
En un giro crítico de los acontecimientos, el equipo de efectos especiales y la dirección artística deciden abandonar el proyecto, dejando un vacío en dos áreas esenciales para la realización de la película. La salida de estos grupos se da en medio de la creciente insatisfacción con las condiciones de trabajo y la falta de dirección clara. El documental capta no solo la desintegración del equipo, sino también las repercusiones que esto tiene en la industria cinematográfica, destacando los desafíos artísticos y logísticos que enfrentan las producciones bajo presión.
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