En un desarrollo político significativo en Georgia, Mijail Kavelashvili, del partido gobernante Sueño Georgiano, ha sido elegido como el nuevo presidente del país en una votación indirecta realizada en el Parlamento, pese al boicot de la oposición. Kavelashvili, exfutbolista y ahora político, fue respaldado por 224 de 300 miembros del Colegio Electoral, en un proceso que contó con la verificación de la Comisión Electoral Central. Este resultado se produjo en un contexto de inestabilidad política, derivada de las elecciones parlamentarias de octubre pasado, las cuales el partido Sueño Georgiano ganó por un margen reducido, generando acusaciones de fraude por parte de la oposición.
El clima político en Georgia se intensifica, con miles de personas protestando frente al Parlamento, al que acusan de ilegitimidad y por ende, afirman, está desacreditado para elegir un nuevo jefe de Estado. La actual presidenta, Salomé Zurabishvili, ha apoyado las manifestaciones, denunciando al Gobierno por «secuestrar» las instituciones del país. La oposición, que consiguió 61 escaños en las últimas elecciones, se ha rehusado a juramentar, enfatizando el carácter fraudulento de los comicios. En este contexto, la nación enfrenta una crisis política que complica sus relaciones, especialmente con la Unión Europea, en un escenario donde todas las opciones están siendo contempladas por las partes implicadas.
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