Las Islas Baleares han visto un notable aumento en la llegada de migrantes en patera, convirtiéndose en un nuevo punto de entrada a España. Este cambio ha sido impulsado por una desviación en la “ruta de Levante” desde Argelia, que ahora conduce embarcaciones más al norte y ha hecho que el archipiélago reciba un 20% de las llegadas marítimas. Un informe presentado por las organizaciones Irídia y Novact denuncia la falta de preparación de las autoridades para manejar esta situación, lo que complica que los migrantes, en su mayoría somalíes, puedan solicitar asilo al llegar a las islas. A menudo, pasan rápidamente de las dependencias policiales de Mallorca a ferris hacia Barcelona o Valencia, sin recibir la asistencia adecuada.
El documento critica las carencias en los puntos de recepción de migrantes en Baleares, donde las condiciones son deficientes y la asistencia humanitaria es mínima. Son Tous, un antiguo cuartel militar, actúa como principal Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en Mallorca, pero sus instalaciones carecen de las condiciones básicas para la asistencia. Además, la implicación de Cruz Roja, responsable de la primera asistencia, es cuestionada debido a la falta de protocolos claros sobre el tipo de intervención. Las entrevistas a los migrantes se realizan de manera apresurada y sin privacidad, y la identificación se limita a categorías generales, lo que pone de manifiesto la insuficiencia de recursos tanto humanos como materiales para atender las necesidades críticas de quienes llegan.
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