El final del soporte para Windows 10, programado para el 14 de octubre de 2025, está generando preocupación en diversos sectores. Con la decisión de Microsoft de cesar las actualizaciones de seguridad gratuitas, millones de ordenadores podrían quedar vulnerables a ciberataques. Este sistema, aún operativo en casi la mitad de los PC activos en el mundo, podría dejar sin protección a cientos de millones de dispositivos.
Windows 10, lanzado en 2015 como la «última versión» de Windows, fue desplazado en 2021 por Windows 11, que requiere especificaciones técnicas más exigentes como TPM 2.0 y procesadores modernos. Este cambio deja fuera a muchos equipos que no pueden actualizarse fácilmente.
Frente a esta situación, Consumer Reports, una influyente organización sin ánimo de lucro, ha enviado una carta al CEO de Microsoft acusando a la empresa de hipocresía. Señalan que aunque promueven la seguridad digital para justificar la actualización a Windows 11, dejan expuestos a aquellos que no puedan o no deseen realizar la transición, obligándolos a asumir costos innecesarios o desechar dispositivos aún funcionales.
Microsoft ha anunciado un plan de soporte extendido por 30 dólares al año por dispositivo, lo que para Consumer Reports representa un parche económico más que una solución real. La dependencia de otros productos de Microsoft para obtener soporte gratuito también ha sido criticada, al asociarse a prácticas de competencia desleal.
PIRG, otro colectivo de interés público en Estados Unidos, ha advertido que hasta 400 millones de ordenadores podrían convertirse en basura electrónica. La empresa, que defiende su compromiso con la sostenibilidad, podría contrarrestar sus objetivos ambientales si no reconsidera su estrategia.
Los usuarios también expresan su frustración, argumentando que Windows 11 no ofrece mejoras significativas y ha presentado varios problemas de compatibilidad. Muchos han regresado a Windows 10, evidenciando el descontento con el nuevo sistema operativo.
A nivel de ciberseguridad, la falta de actualizaciones podría incrementar ataques de ransomware y malware, afectando principalmente a administraciones públicas, pymes y usuarios domésticos.
Microsoft enfrenta un dilema entre acelerar la transición a Windows 11 para asegurar ingresos o ser vista como una empresa que prioriza el beneficio sobre la seguridad y sostenibilidad. La decisión impactará en la generación de basura electrónica y en la economía de sectores más vulnerables.
El debate entre la multinacional y sus clientes sigue abierto. El desenlace, previsto para octubre de 2025, determinará si Microsoft opta por proteger a sus usuarios y su reputación o si impulsa con fuerza la adopción de Windows 11 en detrimento de sus principios de sostenibilidad.
Más información y referencias en Noticias Cloud.