Microsoft se prepara para dar un giro estratégico significativo en su producción global. A partir de 2026, la compañía apunta a fabricar la mayoría de sus nuevos productos fuera de China. Aunque la empresa aún no ha hecho un anuncio oficial, esta directriz a sus proveedores forma parte de un cambio más amplio dentro del sector tecnológico para reducir su dependencia de la cadena de suministro china. Tanto Amazon Web Services (AWS) como Google también están intensificando sus esfuerzos en esta transición.
Este movimiento no se limita únicamente al ensamblaje final. Según los informes, Microsoft está planificando la relocalización de la producción de sus portátiles Surface y servidores de centros de datos. Además, está impulsando un cambio que incluye incluso el nivel de componentes con la meta de que al menos el 80% de los materiales y la producción no dependan de China.
La compañía ya comenzó en 2024 a trasladar parte de su producción de servidores fuera de China, dado su valor estratégico en la nube y la inteligencia artificial. El plan ahora se extiende a Surface y otros equipos de computación personal, y se está evaluando la posibilidad de aplicar este cambio a la producción de Xbox, una línea históricamente concentrada en China.
Existen especulaciones de que Microsoft podría relocalizar parte del ensamblaje de servidores y Surface a países como Vietnam, Tailandia e Indonesia, siguiendo la tendencia de otros fabricantes hacia el Sudeste Asiático. La meta es diversificar las ubicaciones para reducir los riesgos asociados con interrupciones o costos logísticos.
Este movimiento también se refleja en otras grandes empresas tecnológicas. AWS, por ejemplo, está extendiendo su estrategia más allá del ensamblaje, buscando diversificar sus proveedores de componentes, mientras que Google está solicitando a sus socios que amplíen su capacidad fuera de China, concentrándose especialmente en Tailandia y Vietnam.
Estas decisiones surgen en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre EE.UU. y China, con nuevas restricciones en la exportación de chips y una carrera mundial por desplegar infraestructura de inteligencia artificial a gran escala. Dependencia de un solo país incrementa los costos debido a aranceles y riesgos, por lo que una estrategia de diversificación se vuelve necesaria para optimizar tiempos y capacidades.
El Sudeste Asiático emerge como el gran beneficiado por estos cambios. Vietnam ya es un centro importante para la producción de electrónica de consumo, mientras que Tailandia tiene una tradición en la fabricación de discos duros. Adicionalmente, Indonesia y Malasia suman capacidades en ensamblaje y pruebas, con India también buscando atraer proyectos a través de incentivos gubernamentales.
En el ámbito de la nube y la IA, los cambios en la producción buscan asegurar plazos más predecibles, minimizar la exposición a riesgos regulatorios, y optimizar costos fiscales y arancelarios al ensamblar cerca de los mercados finales. Aunque el costo unitario podría aumentar inicialmente, a medio plazo se espera que la competencia entre diferentes centros de producción y el aprendizaje operativo absorban esos sobrecostes.
El desafío técnico no es menor. Microsoft y AWS están planificando cambios que van hasta el nivel de componentes, lo que implica una reconfiguración completa de las listas de materiales y la homologación de componentes esenciales en nuevos países. Este proceso requiere tiempo y dinero, pero el modelo multicentro resultante promete reducir el riesgo de interrupciones totales en la producción.
Finalmente, el efecto dominó que crea un gran fabricante al mover su producción puede generar beneficios significativos en los países receptores a través de la creación de empleo, transferencia tecnológica y reconfiguración de rutas logísticas. Sin embargo, la verdadera prueba será observar cómo estas decisiones estratégicas se implementan y cómo afectan a los costos y la resiliencia de la cadena de suministro a largo plazo.
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