La inteligencia artificial se ha convertido en un nuevo recurso para quienes buscan consuelo y respuestas rápidas a sus problemas emocionales. Sin juicios ni esperas, las IA ahora funcionan como confidentes virtuales para insomnes, personas intensas y aquellos que han sido víctimas del ghosting, ofreciendo una especie de terapia instantánea y accesible. A medida que más individuos recurren a estas herramientas, surge el debate sobre si este fenómeno representa una alternativa válida a la terapia tradicional o simplemente una manera de evitar enfrentarse a las emociones reales.
Este cambio en la manera de buscar apoyo emocional plantea interrogantes sobre la necesidad humana de interacción y comprensión auténtica. Aunque la IA puede proporcionar respuestas inmediatas y sin prejuicios, expertos en salud mental advierten sobre los riesgos de depender completamente de estos sistemas, ya que carecen de empatía genuina y no pueden sustituir el apoyo humano profesional. En un mundo donde la soledad y el aislamiento son crecientes, la cuestión de si la tecnología puede llenar el vacío de la conexión humana se convierte en un tema crucial y cada vez más urgente.
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