El Gobierno de México ha intensificado su lucha contra el consumo de bebidas azucaradas, anunciando un incremento significativo al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios dentro del Paquete Económico 2026. El secretario de Hacienda, Édgar Amador, detalló que la nueva tarifa de 3,08 pesos por litro, en comparación con los 1,64 pesos actuales, tiene como objetivo principal desincentivar el consumo. Además, se planea destinar lo recaudado a un fondo de salud para cubrir los gastos derivados de enfermedades relacionadas con el alto consumo de azúcar. Esta medida ha sido respaldada por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien destacó que, a pesar de que un 88% de la población mexicana es consciente de los efectos nocivos de estos productos, el consumo sigue siendo elevado, con un 30% de la población bebéndolas diariamente.
La situación es alarmante: México lidera el consumo mundial de refrescos, con un promedio de 166 litros por persona al año, y las consecuencias son evidentes en las altas tasas de enfermedades cardiovasculares y diabetes. El secretario de Salud, David Kershenobich, ha enfatizado la necesidad de medidas preventivas, destacando el aumento drástico de tratamientos como la hemodiálisis, directamente asociados al consumo de azúcar. A pesar de los esfuerzos previos, incluyendo el etiquetado obligatorio de productos con alto contenido de azúcares y grasas, las autoridades reconocen que la estrategia debe abarcar no solo a niños y adolescentes, sino también a adultos. Claudia Sheinbaum ha prometido que los fondos recaudados se usarán exclusivamente para mejorar el sistema de salud, e impulsará nuevas campañas para contrarrestar la desinformación promovida por la industria de bebidas.
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