Meta, la compañía tecnológica conocida por su inmersión en el mundo del metaverso, ha comenzado a redibujar su estrategia enfocándose en la inteligencia artificial general (AGI). En silencio, ha formado uno de los equipos más destacados en este campo, conocido como Meta Superintelligence Labs, compuesto actualmente por 44 expertos de élite. La información, revelada por Deedy Das a través de la plataforma social X, destaca que este grupo está provocando tanto admiración como inquietud debido a su perfil técnico y su composición diversa.
La presencia de talento chino—un 50% de los miembros—ha suscitado controversias, especialmente en un contexto de creciente tensión geopolítica entre Estados Unidos y China. La administración estadounidense, preocupada por la seguridad nacional y el riesgo de filtración tecnológica, podría iniciar investigaciones al respecto. A pesar de eso, hasta el momento no hay pruebas que sugieran irregularidades.
Los integrantes del equipo poseen credenciales impresionantes: 75% tienen doctorados, 70% están inmersos en investigación, y un número significativo proviene de gigantes de inteligencia artificial como OpenAI y DeepMind. La motivación de Meta parece clara: posicionarse al frente de la carrera por el desarrollo de AGI, un objetivo que, aunque ambicioso, conlleva riesgos considerables.
Después de invertir fuertemente en el metaverso sin lograr el éxito esperado, Meta ha redirigido su enfoque e inversión hacia modelos fundacionales y superinteligencia artificial, con el objetivo de crear sistemas capaces de realizar tareas complejas de manera autónoma. Sin embargo, el reto no solo reside en reunir el talento adecuado, sino en manejar los desafíos éticos, de privacidad y gobernanza que implican estos desarrollos.
La remuneración de los integrantes del equipo es otro punto de interés. Se estima que sus sueldos oscilan entre los 10 y 100 millones de dólares anuales, cifras que, aunque no confirmadas oficialmente, se alinean con la agresiva estrategia de contratación de Meta. Casos destacados incluyen el fichaje del exjefe de modelos fundacionales de Apple, quien habría recibido un incentivo de 200 millones de dólares para unirse al equipo.
Meta está jugándosela en un campo lleno de potencial y complejidades. Su éxito podría establecer nuevos paradigmas en la inteligencia artificial, pero también enfrenta el reto de navegar en un entorno repleto de delicadezas políticas y regulatorias. La formación del equipo de Superintelligence Labs es un testimonio de que la competencia por la superinteligencia está acelerándose y que Meta planea estar al frente de esta transformación tecnológica global.
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