Meta avanza en su ambicioso proyecto de infraestructura global con el anuncio del cable submarino ORCA, una conexión transoceánica de 12.000 kilómetros que enlazará directamente Taiwán con Estados Unidos. Con puntos de aterrizaje en Toucheng (Taiwán), Hermosa Beach y Manchester (California, EE. UU.), se espera que el sistema esté operativo para el segundo trimestre de 2027.
El crecimiento constante del tráfico de datos entre Taiwán y Estados Unidos ha sido clave para impulsar este proyecto. A diferencia de otros cables transoceánicos, ORCA prescindirá de puntos de abastecimiento intermedios en islas, lo que mejorará su capacidad de transmisión. Con seis pares de fibra, cada uno ofreciendo 12,8 Tbps, el cable alcanzará una capacidad total de 76,8 Tbps.
El diseño de ORCA adopta un enfoque innovador y abierto. Los propietarios de los pares de fibra podrán gestionar sus propios equipos de terminación, aunque Meta, propietario inicial, administrará colectivamente el suministro energético. Se anticipa que la empresa venderá capacidad a terceros, reduciendo así los costos operativos y recuperando parte de la inversión inicial.
Una de las características destacadas de ORCA es su arquitectura de ramificación avanzada, que incorpora seis pares de fibra en cada rama, similar al tronco principal. Esta estructura permitirá redirigir el tráfico en caso de fallo en alguna de sus partes, asegurando la resiliencia del sistema. Según el analista Roderick Beck, dicho diseño incrementará la fiabilidad del cable.
Meta ya ha consolidado su presencia en el mercado de los cables submarinos con proyectos como Echo, Bifrost y el parcialmente operativo 2Africa. ORCA se une a estos, reforzando la conectividad internacional y reduciendo la latencia en las comunicaciones transoceánicas.
El cable no solo potenciará la conectividad entre Asia y América del Norte, sino que también se convertirá en pionero al ser el primer cable submarino en aterrizar en Manchester, California. Este hito coloca a ORCA como un elemento crucial en la evolución de la infraestructura de comunicaciones submarinas en el Pacífico.
Esta profunda inversión subraya el compromiso de Meta por expandir sus redes globales, al tiempo que abre nuevas oportunidades para empresas y proveedores de Internet que necesiten una red de alta capacidad en la región.