En su primera declaración ante el Bundestag, el canciller alemán Friedrich Merz prometió convertir al ejército alemán en el más fuerte de Europa. Esta iniciativa se enmarca en un contexto de tensión creciente con Rusia y se sustenta en una reciente reforma constitucional que permite aumentar significativamente el gasto militar. Merz enfatizó la importancia de la defensa para disuadir a potenciales agresores y destacó el cambio de paradigma en la política de defensa de Alemania desde el fin de la II Guerra Mundial. Esta visión apuesta por reforzar al Bundeswehr sin incluir armas nucleares, lo que señala un giro notable en la postura histórica del país, motivado en gran parte por la invasión rusa a Ucrania en 2022 y el temor a la retirada del apoyo estadounidense a Europa.
Sin embargo, el camino de Merz no ha sido sencillo. Su investidura estuvo marcada por dificultades, requiriendo dos votaciones para lograr el apoyo necesario, lo que dejó patente la fragilidad de su coalición con los socialdemócratas. La líder opositora Alice Weidel lo llegó a calificar como el «canciller de la segunda opción». En su discurso, Merz defendió un enfoque pragmático, buscando el bienestar a través de un plan ambicioso de gasto e inversión, a pesar del escepticismo de los sectores más conservadores de su partido. Su política migratoria, aunque restrictiva en cuanto a demandantes de asilo, también pretende ser coherente con el derecho europeo, reflejando la influencia del SPD en la administración. La visión de Merz se enmarca en un contexto global complejo que demanda una Alemania más activa y estratega en el ámbito militar y económico.
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