La publicación de las memorias de Melania Trump ha generado un notable revuelo político, al desmarcarse de la postura tradicional del Partido Republicano respecto al aborto, defendiendo éste como una libertad individual incontestable para las mujeres. En sus memorias, que pronto saldrán a la luz, la ex primera dama reafirma su firme creencia de que el derecho al aborto está íntimamente ligado a la autonomía personal y debería quedar exento de injerencias gubernamentales. Este posicionamiento contrasta significativamente con la cautela con la que su esposo, Donald Trump, ha navegado el tema durante su campaña, evitando pronunciarse sobre el aborto tras la reciente decisión del Tribunal Supremo de revocar este derecho a nivel federal. La falta de una postura categórica por parte de Trump en este tema candente podría interpretarse como una estrategia para no alienar a votantes moderados, aunque ha sido un baluarte del Partido Republicano en el pasado.
La reacción al libro de Melania no se ha hecho esperar. Mientras que organizaciones anti-aborto han sido críticas, destacando sus propias prioridades en vencer a Kamala Harris, quien ha convertido el aborto en uno de sus temas centrales de campaña, los demócratas observan este gesto como un intento de Trump por apelar a un electorado más moderado. Encuestas recientes indican que una mayoría de estadounidenses todavía apoya el derecho al aborto, lo cual podría ser crucial en las elecciones que se avecinan. El desacuerdo evidente en el seno de la familia Trump, y el silencio estratégico de su campaña ante las declaraciones de Melania, sugiere una complejidad electoral que el expresidente deberá gestionar hábilmente para maximizar su base de apoyo sin comprometer su posicionamiento entre los conservadores más extremos.
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