En 2020, el presidente ruso, Vladimir Putin, destituyó a uno de sus aliados clave del liderazgo gubernamental, marcando una abrupta caída en su carrera política. Esta separación del poder, sin embargo, no fue el final de su influencia, ya que más tarde trató de recuperar su posición durante la controvertida «Operación Militar Especial» en Ucrania, con la esperanza de reafirmarse en el complejo tablero político de Rusia. Aunque la operación en Ucrania ha sido objeto de numerosas críticas internacionales, para él representó una oportunidad de reingresar al círculo de influencia cercano al Kremlin.
En la actualidad, ha reaparecido en la esfera pública dirigiendo críticas severas hacia los «enemigos» de Rusia a través de las redes sociales. Su discurso se centra en denostar a aquellos que percibe como opositores a los intereses del país, consolidando así su imagen de defensor acérrimo del nacionalismo ruso. Esta estrategia ha captado la atención de sus seguidores en línea y ha revitalizado su influencia política, mientras continúa navegando las complejas dinámicas internas del poder en Rusia.
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