En España, diversas protestas organizadas por colectivos han surgido en respuesta a la creciente masificación turística, alertando a los viajeros que planean sus vacaciones para este verano. Estas manifestaciones se han intensificado en las principales ciudades y destinos turísticos, donde los habitantes locales denuncian el impacto negativo del turismo descontrolado sobre la calidad de vida y el medio ambiente. La presión sobre la infraestructura local, el aumento del costo de vida y la pérdida de zonas residenciales en favor de alojamientos turísticos son algunos de los problemas señalados por los manifestantes.
Las autoridades se encuentran en un dilema, intentando equilibrar la importancia económica del turismo con la necesidad de preservar el bienestar de las comunidades locales. Algunas ciudades han empezado a implementar medidas para controlar el flujo turístico, como límites en la capacidad de alojamientos y restricciones en determinadas áreas. Mientras tanto, se aconseja a los turistas estar conscientes de las tensiones existentes y elegir maneras de viajar que sean respetuosas con el entorno y las comunidades que visitan.
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