A un día de las elecciones en Estados Unidos, el ambiente político se encuentra en un estado de tensión máxima. El expresidente Donald Trump ha mantenido sus alegaciones insistentes de que los demócratas intentarán robar las elecciones mediante prácticas fraudulentas, instando a sus partidarios a impedirlo. El país, aún marcado por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 y los disturbios ocurridos en anteriores comicios, se prepara para posibles incidentes. Los estados han aumentado las medidas de seguridad en los colegios electorales, implementando francotiradores en techos, botones de pánico y drones para vigilar las votaciones, todo en un esfuerzo por prevenir la violencia y proteger a los trabajadores encargados de manejar los votos.
En Arizona, la oficina del sheriff del condado de Maricopa ha cancelado las vacaciones de su personal para poder responder a cualquier situación de emergencia, redoblando el despliegue de seguridad a 200 agentes. Este incremento significativo de fuerzas, junto con la instalación de vallas y refuerzo de seguridad en la capital Washington D.C., refleja un esfuerzo nacional por asegurar un proceso electoral pacífico. Adicionalmente, medidas como trajes EPI y antídotos para sobredosis han sido provistos ante la amenaza de envíos de opioides junto con los votos por correo, mientras que otros lugares han reforzado oficinas con cristales antibalas y puertas de acero. Este ambiente de preparación y vigilancia extrema subraya la seriedad con la que se están abordando las potenciales amenazas y refleja la voluntad de garantizar un proceso electoral seguro y justo, alineado con la desconfianza y las tensiones políticas que dominan el escenario electoral actual.
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