Carmen y su amiga Raquel llegaron al refugio Dog House en un momento de vulnerabilidad emocional. Tras perder a su perrita hace unos meses, Carmen compartió su dolor con Chenoa, quien también había pasado por una experiencia similar. La cantante empatizó, recordando cómo una mascota puede ser un bálsamo en tiempos difíciles. Carmen relató que su anterior perra, Sira, llegó a su vida en un momento complicado, brindándole compañía y amor en la trágica pérdida de su hermana, quien falleció dos años después de que Sira se uniera a su hogar.
En el refugio, los empleados señalan un paralelismo entre la historia de Carmen y la de Zoe, una perrita que había perdido a su joven dueño. Este destino compartido llevó a Carmen a sonreír mientras reflexionaba sobre su conexión con Zoe. La química entre ambas fue instantánea, y Carmen no dudó en expresar que «me ha adoptado ella a mí». A medida que se formaba este vínculo, Carmen encontró en Zoe una nueva compañera que le ayudaría a sanar su corazón.
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