Carlos Sainz concluyó su etapa con la Scuderia Ferrari con una actuación destacada al asegurar el segundo lugar en una carrera que, sin embargo, se caracterizó por su falta de dramatismo y emoción. El piloto español logró superar a su compañero Charles Leclerc, dejando un importante mensaje de competitividad y dedicación en su despedida del equipo italiano. A pesar de su sólido rendimiento, la carrera estuvo claramente dominada por Lando Norris, quien desde el principio tomó la delantera y mantuvo su posición hasta el final, sin apenas ser desafiado. Este resultado deja a Sainz con un sabor agridulce, ya que, aunque cierra un capítulo con un buen desempeño, la falta de emoción en la pista contrastó con la expectativa de un cierre más emocionante.
El dominio de Norris puso de relieve la dominancia que tuvo a lo largo de toda la carrera, desplazando a Ferrari a un papel secundario en lo que se esperaba fuera una despedida más memorable para Sainz. Mientras Sainz y Leclerc se mantuvieron en una lucha contenida, Norris simplemente continuó consolidando su ventaja sin permitir que ninguna estrategia del equipo italiano alterara su trayectoria hacia la victoria. Este evento marca el fin de la alianza de Sainz con Ferrari, enmarcado por una consistencia en su desempeño que, sin embargo, no fue suficiente para sobrepasar el dominio que otros equipos han demostrado a lo largo de la temporada. La partida de Sainz abre un nuevo capítulo en su carrera, reflejando el incesante dinamismo del mundo de la Fórmula 1.
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