El delantero francés fue el protagonista indiscutible del encuentro de consolación en el torneo de selecciones, logrando inclinar la balanza a favor de su equipo. Desde los primeros minutos, su habilidad y velocidad marcaron la diferencia en el campo, desestabilizando constantemente a la defensa rival. Su actuación no solo fue determinante en el marcador final, sino que también levantó los ánimos de la afición, que vitoreaba cada una de sus jugadas. El impacto de sus intervenciones quedó reflejado en el resultado, asegurando la victoria para su selección.
El partido, fuertemente disputado desde el inicio, vio cómo las tácticas de ambos equipos se centraban en neutralizar los ataques del talentoso delantero. Sin embargo, su capacidad para encontrar oportunidades y su precisión en el área, le permitieron romper el patrón defensivo de los oponentes en varias ocasiones. La prensa y los expertos del deporte destacan su rendimiento sobresaliente como una de las exhibiciones más notables del torneo, consolidando su reputación como uno de los jugadores más influyentes del momento.
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