El reciente operativo policial en Río de Janeiro, liderado por el gobernador Cláudio Castro, ha generado una fuerte polémica después de resultar en 121 muertes tras un enfrentamiento con la banda Comando Vermelho. La operación, considerada la más letal en la historia reciente de Brasil, ha sido calificada como un «éxito» por Castro, encontrando respaldo en un significativo porcentaje de la población que aprueba la táctica de «Bandido bom é bandido morto». Sin embargo, a pesar de este respaldo, más del 50% de los ciudadanos no se siente más seguro, temiendo represalias del crimen organizado, lo que refleja la compleja relación entre seguridad y violencia en la región. La encuesta muestra un apoyo decidido a las tácticas duras, especialmente entre sectores alineados políticamente con la derecha, mientras los más jóvenes y sectores de izquierda expresan mayor rechazo.
El operativo policial y sus resultados prometen ser un tema central en las próximas elecciones de 2026, donde Brasil elegirá presidente y varias otras posiciones clave. El presidente Lula da Silva ha respondido a las críticas del gobernador de Río creando una comisión conjunta para abordar el crimen en la zona y acelerando reformas legales para combatir a los grupos criminales. La gestión de Castro ha visto un aumento en popularidad, en parte debido al operativo, a pesar de las acusaciones de abuso de poder que enfrenta. Mientras tanto, el expresidente Jair Bolsonaro, inhabilitado, busca revertir su condena, lo que deja al derechismo brasileño buscando un nuevo liderazgo para los próximos comicios. La seguridad pública resurge como uno de los temas de mayor peso en el debate político y social brasileño, avivando la discusión sobre el balance entre seguridad y derechos humanos.
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