Max Verstappen ha reafirmado su posición como una de las leyendas de la Fórmula 1 al conseguir su cuarto título mundial en un año especialmente desafiante. A pesar de que los inicios de la temporada indicaban un dominio claro, con el piloto holandés ganando cuatro de las primeras cinco carreras y siete de las diez iniciales, el panorama se complicó debido a una ralentización en la evolución de su Red Bull durante el verano. Esta pausa coincidente con la revitalización de McLaren y el empuje de Lando Norris, planteó un nuevo desafío para Verstappen. Sin embargo, el neerlandés mostró su temple y destreza, asegurando su título en una carrera decisiva en Las Vegas, donde terminó en un destacado quinto puesto, un resultado suficiente para superar a sus rivales y continuar su legado competitivo.
La carrera en Las Vegas, desarrollada en un circuito que puso a prueba la resistencia de los neumáticos como la de los corredores, sirvió como marco no solo para el triunfo de Verstappen sino para un resurgimiento de Mercedes. George Russell y Lewis Hamilton lograron un significativo doblete para la escudería alemana, con Russell alzándose con su segunda victoria de la temporada y Hamilton alcanzando el podio en su recta final con Mercedes antes de su esperado traslado a Ferrari. Mientras tanto, Carlos Sainz, en su casi despedida con la marca italiana, también logró un lugar en el podio, consolidando su notable cierre de etapa. En medio de estos movimientos y logros, la actuación de Fernando Alonso, remontando desde la parte trasera de la parrilla hasta finalizar undécimo, fue otro de los momentos destacados de una carrera que promete dejar un legado memorable en la historia reciente de la Fórmula 1.
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