Evelyn Matthei enfrenta una compleja situación como candidata presidencial en Chile, a pesar de liderar las encuestas desde hace dos años. En un ambiente político volátil y tumultuoso, estos sondeos más que representar una ventaja se han convertido en una carga, exponiéndola al riesgo de ver mermada su adhesión entre los votantes. Constantemente blanco de ataques, tanto del Gobierno como dentro de su propia facción política, Matthei se ve obligada a realizar concesiones que, aunque dirigidas a satisfacer a los sectores más conservadores, podrían comprometer sus posibilidades de avanzar a la segunda vuelta electoral. Internamente, su coalición política se encuentra sumida en el caos, con enfrentamientos notables como el disputado liderazgo del Senado y las confusas decisiones sobre primarias presidenciales.
En este contexto, la candidatura de Matthei requiere un cambio audaz y estratégico. Se demanda de ella no solo mejorar sobre la gestión de la administración saliente, sino presentar un plan genuinamente transformador que aborde los desafíos actuales de Chile, como la reactivación económica y la modernización del Estado. A través de propuestas concretas y viables, como agilizar permisos para proyectos y mejorar la eficacia del sector público, Matthei debe dejar de lado las respuestas reactivas a las críticas de sus rivales y jugar un rol proactivo en el escenario político. La estrategia propuesta por José Antonio Kast en su plan «Renace Chile» podría señalar una dirección útil: generar un diagnóstico preciso y planes detallados para abordar los problemas estructurales del país, mientras se construyen las condiciones políticas necesarias para implementar estas soluciones efectivas.
Leer noticia completa en El Pais.