Las manifestaciones contra el gobierno de Donald Trump se han extendido a más de una docena de ciudades en Estados Unidos, reflejando un creciente descontento entre diversos sectores de la sociedad. Las movilizaciones, que comenzaron en respuesta a políticas consideradas divisivas por un amplio sector del electorado, han atraído a miles de personas a las calles de ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago. Los participantes, que incluyen una amplia gama de colectivos, desde activistas hasta ciudadanos comunes, exigen cambios significativos en las políticas de inmigración, salud y medio ambiente implementadas por la administración Trump.
En varios puntos del país, las protestas han mantenido un carácter pacífico, aunque en ocasiones se han producido tensiones con las fuerzas del orden, que han desplegado un fuerte dispositivo de seguridad para contener posibles disturbios. Las manifestaciones también han captado la atención internacional, con líderes de otras naciones expresando sus opiniones sobre la situación en Estados Unidos. La presión sobre el gobierno aumenta, mientras los organizadores planean continuar con las protestas en las próximas semanas, buscando mantener el impulso de su causa y lograr cambios concretos en la política nacional.
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