La lucha contra el fuego en Cataluña se ha visto complicada por las intensas rachas de viento que han alcanzado hasta 90 kilómetros por hora. Estas condiciones climatológicas adversas han dificultado considerablemente las labores de extinción, obligando a las autoridades a ampliar las zonas de confinamiento para garantizar la seguridad de los habitantes y del personal de emergencia. El viento no solo alimenta las llamas, sino que también propaga rápidamente el fuego, desafiando la efectividad de los equipos de extinción que trabajan sin descanso para controlar la situación.
Además, se ha implementado un despliegue extraordinario de bomberos y equipos de emergencia, quienes, pese a estar sobrepasados por las condiciones, emplean diversas estrategias para contener el avance del incendio. Las autoridades han instado a la población a seguir las indicaciones de seguridad y a mantenerse informada a través de los canales oficiales, mientras se espera que las condiciones meteorológicas mejoren en los próximos días, lo que permitiría un manejo más efectivo de la situación. La colaboración ciudadana y la preparación de emergencia son clave en este momento crítico.
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