El artículo revisa el turbulento período de 18 meses conocido como el «fin de semana perdido» de John Lennon, cuando se separó temporalmente de Yoko Ono y convivió con su asistente May Pang en Los Ángeles. Este lapso, caracterizado por excesos con alcohol y drogas, también permitió a Lennon reconectar con su hijo Julian y colaborar con colegas como Paul McCartney y Elton John. May Pang sostiene en el documental «The Lost Weekend: A Love Story» que su relación fue genuina y estable, matizando la narrativa de caos que habitualmente rodea esa fase de la vida del ex-Beatle. A pesar de las contribuciones de Pang a la estabilidad de Lennon, el relato oficial sigue dominado por Yoko Ono, quien orquestó su regreso al hogar en 1975, cerrando así este capítulo inusual de la vida del músico.
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