Marruecos ha anunciado una reforma del Código de Familia nueve meses después de lo previsto por el propio rey Mohamed VI. Esta actualización, aunque mantiene ciertos aspectos tradicionales como la poligamia bajo condiciones específicas, no cumple con las expectativas de las organizaciones feministas. A pesar de que las bodas con menores se prohibirán formalmente, las excepciones aún permitirán el matrimonio con niñas si lo autorizan los jueces, una cláusula criticada por grupos defensores de los derechos de las mujeres. Además, en un intento de proteger los derechos hereditarios de las mujeres, el nuevo código garantiza que la vivienda familiar se mantenga en manos del cónyuge superviviente, generalmente la esposa, lo que supone un avance limitado en un sistema donde la herencia sigue desfavoreciendo a las mujeres.
El proceso de reforma ha suscitado tensiones entre sectores conservadores e islamistas y la sociedad civil marroquí, que aboga por un mayor reconocimiento de los derechos de las mujeres. El rey Mohamed VI ha intervenido para equilibrar las tradiciones islámicas con los derechos ciudadanos plasmados en la Constitución y en tratados internacionales. En su calidad de Comendador de los Creyentes, el monarca ha enfatizado la necesidad de una reforma que no favorezca a un cónyuge sobre otro y que evite interpretaciones legales contradictorias. Mientras tanto, figuras públicas y activistas feministas han enfrentado amenazas en redes sociales, acusadas de promover valores contrarios al islam, en un claro reflejo de las complejas dinámicas sociales y políticas que rodean la reforma legal en Marruecos.
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