En las últimas horas, las autoridades marroquíes han deportado a dos activistas noruegas que llevaban a cabo investigaciones sobre proyectos de energías renovables en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Las activistas, Ingeborg Sævik Heltne, de 25 años, y Vivian Kaulen Nedenes, miembro de las Juventudes Socialistas de Noruega, fueron detenidas y posteriormente escoltadas por agentes de paisano mientras realizaban entrevistas con la población saharaui. Según sus declaraciones, la policía las sometió a vigilancia estrecha desde su llegada a El Aaiún, interrogándolas y revisando sus pasaportes. Durante su encuentro con el activista saharaui Sidi Mohammed Daddach, fueron detenidas por un contingente de 25 agentes que les impidieron continuar con su labor de investigación, tras lo cual fueron trasladadas en taxi a la ciudad de Agadir.
El incidente, lejos de ser aislado, se inserta en un patrón de restricciones y hostigamiento ejercido por Marruecos contra activistas, periodistas e investigadores en el Sáhara Occidental, reconocido como un «agujero negro informativo» por Reporteros Sin Fronteras. En los últimos meses, esta política ha resultado en la deportación de otros investigadores, como Roberto Cantoni, destacado denunciante de la actividad marroquí en la región. Las acciones de Rabat subrayan la línea dura del reino en temas referidos a la ocupación del Sáhara, algo que ha sido objeto de crecientes cuestionamientos legales en organismos internacionales, como lo muestran las recientes sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre acuerdos pesqueros sin el consentimiento saharaui. Las deportadas resaltan la falta de derechos del pueblo saharaui sobre los proyectos energéticos impulsados por Marruecos, manifestando que estas circunstancias deberían prender alertas en la comunidad internacional respecto a las inversiones en dicho territorio.
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