El gobierno de España, liderado por Pedro Sánchez, había centrado su estrategia en mejorar las relaciones comerciales con Marruecos, incluso en detrimento de su relación con Argelia. Sin embargo, esta estrategia no ha rendido los frutos esperados, ya que Marruecos ha optado por otorgar a Francia un contrato muy cotizado para la adquisición de 18 trenes de alta velocidad, con el respaldo de Alstom. Este contrato, que España pretendía asegurar, también era disputado por empresas españolas como CAF y Talgo, además de competidores de Corea del Sur y China. La decisión fue anunciada en una ceremonia oficial encabezada por el presidente francés, Emmanuel Macron, y el rey Mohamed VI de Marruecos, destacando que la oferta francesa fue considerada «más competitiva» por su coste y financiación.
Por su parte, el diseño de la nueva línea de alta velocidad entre Kenitra y Marrakech, de 400 kilómetros, reducirá considerablemente el tiempo de viaje, de cuatro horas a dos horas y media, justo a tiempo para el Mundial de Fútbol 2030, que Marruecos organizará junto a España y Portugal. Este mega proyecto forma parte de una ampliación de la línea Al Boraq inaugurada en 2018 y es un respaldo significativo para las relaciones franco-marroquíes, a pesar del reciente giro diplomático de España en el contencioso del Sáhara. Aún así, problemas como el bloqueo de las aduanas de Ceuta y Melilla persisten, subrayando las dificultades en la relación hispano-marroquí, ya que Marruecos se muestra renuente a reconocer estas fronteras terrestres.
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