El reciente encuentro entre el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, subraya la apremiante necesidad de la Alianza Atlántica por clarificar sus relaciones con la futura administración estadounidense. En un movimiento sin precedentes, Rutte se reunió con Trump en Florida antes de que este tomara posesión, un reflejo de las preocupaciones internas de la OTAN. Trump, quien fue crítico de la organización durante su primer mandato, genera incertidumbre sobre su compromiso futuro con la alianza. Según Farah Dakhlallah, portavoz de la OTAN, durante el encuentro se discutieron diversos problemas de seguridad global, anticipando posibles cambios en las relaciones bilaterales y en la postura estadounidense hacia la OTAN.
A lo largo de las elecciones, el retorno de Trump ha puesto a la OTAN ante una prueba existencial, especialmente considerando su historia de tensiones con la entidad y su notable relación con Rusia. Rutte, quien fue primer ministro de Países Bajos durante el primer mandato de Trump, busca asegurar que la organización sea percibida no solo como una herramienta de seguridad europea, sino también estratégica para Estados Unidos. Preocupaciones adicionales surgen debido a la proximidad de Trump con Vladímir Putin y el temor de que decida reducir el apoyo estadounidense a Ucrania en medio del conflicto continuo con Rusia. Con el aumento del gasto en Defensa por parte de los países aliados, en gran medida influenciado por Trump, la OTAN trata de asegurar que el presidente electo mantenga su compromiso con la seguridad transatlántica, especialmente en un contexto donde Rusia sigue avanzando en el conflicto ucraniano.
Leer noticia completa en El Pais.
