La semana política en Francia ha estado marcada por el escándalo generado tras la condena de Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional (RN), a cinco años de inhabilitación electoral y cuatro años de cárcel por malversación de fondos europeos. La ultraderecha reaccionó el domingo con una manifestación en la plaza Vauban de París, aglutinando a cerca de 3,000 seguidores que protestaban contra lo que consideran una persecución judicial politizada. A pesar de la sentencia que acusa al partido de desviar 4,1 millones de euros, Marine Le Pen se presentó enérgica y acusadora durante su intervención, calificando el procedimiento como una «caza de brujas» y asegurando que la decisión judicial fue política y no basada en pruebas reales, aunque omitió referencias directas a los delitos imputados.
Simultáneamente, otras manifestaciones se desarrollaron en París, organizadas por el centro macronista y la izquierda, quienes rechazaron la postura del RN y defendieron la independencia del sistema judicial francés. Los líderes políticos, incluyendo al ex primer ministro Gabriel Attal y al expresidente François Hollande, respaldaron la condena y criticaron los intentos del RN de deslegitimar las instituciones judiciales. A pesar del revuelo, el RN sigue liderando las encuestas presidenciales para 2027, donde se proyecta que tanto Le Pen como su sucesor potencial, Jordan Bardella, podrían avanzar a la segunda vuelta electoral, consolidando una base de apoyo que parece desestimar las acusaciones en favor de un discurso centrado en la victimización política frente a lo que describen como un sistema judicial parcializado.
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