En una tensa sesión en el Senado, la vicepresidenta desplegó una demagogia vacía, incapaz de aclarar cómo cumplir las promesas de su jefe. Montero, obligado a intervenir, protagonizó un acto político insulso, revelando la insolidaridad y desconfianza hacia Sánchez. El senador de Junts, Pujol Bonell, criticó el «lampedusismo» institucional, mientras la ministra Alegría provocó indignación al comparar el apoyo catalán con regiones como Cuenca y Teruel. La oposición, perdida tras las vacaciones, no logró evidenciar las consecuencias en servicios básicos del acuerdo con Cataluña.
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