Las elecciones presidenciales en Venezuela han desencadenado una crisis de legitimidad y violencia, cuestionada por varios líderes de izquierda en América Latina, incluidos Gustavo Petro, Gabriel Boric y Lula da Silva. Exigen la publicación de las actas electorales para verificar los resultados del 28 de julio, en los cuales tanto Nicolás Maduro como la oposición se declaran ganadores. La creciente tensión ha resultado en 11 muertos y 429 detenidos, además de una crisis diplomática con siete países de la región. La OEA y el Centro Carter han criticado la transparencia del proceso, mientras que la oposición sostiene que su candidato, Edmundo González Urrutia, ganó con el 70% de los votos. El régimen chavista, respaldado por Cuba y Nicaragua, se atrinchera y reprime, llevando a una seria polarización y posibles violaciones de derechos humanos.
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