A tan solo 14 días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la contienda se intensifica con un empate técnico entre Kamala Harris y Donald Trump en los estados clave. Mientras Harris se apoya en una financiación récord, superando los mil millones de dólares en donaciones, Trump se mantiene vigente a pesar de sus problemas legales y utiliza su carisma mediático para ganar adeptos. La campaña de Harris se beneficia de la participación de figuras públicas como Stevie Wonder, mientras que Trump recurre a tácticas poco convencionales, como trabajar simbólicamente en un McDonald’s y conectar con votantes de a pie, generando controversia y atención mediática constante. El multimillonario Elon Musk también ha entrado a la arena política, prometiendo sorteos de un millón de dólares al día para los votantes en estados clave, una acción que levanta suspicacias sobre su legalidad.
Con ambos candidatos centrando sus esfuerzos en los siete estados bisagra—Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Arizona, Georgia, Carolina del Norte y Nevada—las encuestas muestran un panorama igualado. Harris lidera entre votantes jóvenes y mujeres, y especialmente entre los votantes latinos y negros, donde mantiene una ventaja significativa. Por su parte, Trump muestra fortaleza en estados como Georgia y Arizona, aunque queda por ver si su atractivo puede superar las divisiones que enfrenta dentro del electorado. A medida que la campaña avanza hacia su culminación, los indecisos, mayormente jóvenes y no blancos, se erigen como el grupo demográfico crítico que podría decidir el resultado final. La lucha por estos votantes se perfila como una batalla decisiva, con ambos lados desplegando una intensa ofensiva tanto en retórica como en recursos.
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