La Guardia Civil consiguió evitar un boicot a una carrera ciclista durante una etapa que estuvo marcada por protestas contra Israel. A lo largo del recorrido, diversos grupos se congregaron en señal de rechazo a las políticas israelíes, generando un ambiente tenso. Las autoridades aumentaron la vigilancia y desplegaron un operativo de seguridad para garantizar el desarrollo normal de la competición, asegurando tanto la seguridad de los ciclistas como de los espectadores.
Las manifestaciones se distribuyeron en varios puntos del trayecto, atrayendo la atención de los medios y los participantes de la carrera. A pesar de las movilizaciones, la intervención oportuna de la Guardia Civil permitió que la etapa se realizara sin mayores incidentes. El operativo incluyó la coordinación de efectivos en tierra y el uso de tecnología de monitoreo, lo que permitió anticiparse a cualquier amenaza potencial y asegurar que el evento transcurriera según lo planeado.
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