La escalada de importaciones de unidades de procesamiento gráfico (GPU) por parte de Malasia ha alarmado a Washington y otras capitales occidentales. En abril de 2025, Malasia importó tarjetas gráficas por 2.740 millones de dólares desde Taiwán, un aumento del 3.400% respecto al mismo mes de 2023. Este fenómeno ha generado sospechas sobre un posible «mercado gris» que permitiría a China eludir sanciones y acceder a tecnología avanzada, a pesar de los controles comerciales de Estados Unidos.
Desde el inicio del año, las importaciones han mostrado cifras inusuales, coincidiendo con las restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de chips avanzados a China. Aunque Malasia podría justificar estas compras para fortalecer su infraestructura tecnológica, la sincronización con la próxima entrada en vigor de la Norma de Difusión de la IA (AI Diffusion Rule) alimenta conjeturas. Esta normativa busca evitar que tecnologías de doble uso lleguen a manos de adversarios estratégicos como China.
La situación remite a prácticas similares empleadas por Rusia, aprovechando países intermedios para burlar restricciones. Identificar estas pasarelas logísticas encubiertas sigue siendo un desafío para el Departamento de Comercio de EE.UU.
En respuesta, Estados Unidos explora medidas sofisticadas, como integrar rastreo geográfico en los chips fabricados por empresas como NVIDIA, para evitar que GPUs potentes lleguen a China. Aunque la capacidad de desactivar remotamente una GPU según su ubicación aún no existe, la idea gana terreno entre algunos sectores del gobierno.
La investigación sobre el flujo inusual de GPUs hacia Malasia podría intensificarse con la entrada en vigor de nuevas normativas. Este conflicto marca un nuevo capítulo en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, donde controlar el flujo de hardware avanzado se ha vuelto crucial en un mundo cada vez más globalizado.
Las tarjetas gráficas, ahora esenciales para el desarrollo de inteligencia artificial, se han convertido en un recurso estratégico. En este complejo escenario, países como Malasia podrían verse atrapados entre sus ambiciones tecnológicas y la presión diplomática internacional.
Más información y referencias en Noticias Cloud.