Disponer las piezas propias en armonía para atacar al rey es una habilidad crítica en el ajedrez, pero potencias ese ataque con claridad y virtuosismo distingue a los jugadores excepcionales. Andréi Yesipenko, quien desde niño ha mostrado un brillo singular, demostró esta maestría a los 16 años a través de la sacrificio estratégico de un peón, una pieza, y una torre, logrando una victoria inapelable. Aunque su trayectoria ha mostrado altibajos en los últimos años, su creatividad sigue destacándose indudablemente, manteniéndose entre los mejores 60 jugadores del mundo.
Leer noticia completa en El Pais.
Resumen de privacidad
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.