La desaparición de Jesús Armas, un activista político cercano a la opositora María Corina Machado, ha arrojado luz sobre las tácticas de represión del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Armas, un ingeniero y exconcejal caraqueño, fue detenido en diciembre y vinculado sin pruebas por el ministro Diosdado Cabello a presuntos planes de desestabilización. Su familia y allegados, enfrentándose a un sistema judicial opaco, se afanan por conocer su paradero y asegurar su acceso a alimentos y atención legal. El encarcelamiento en El Helicoide, conocido por sus condiciones inhumanas, no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia más amplia para silenciar a voces críticas y amedrentar a la población opositora.
Según Saimar Rivas, activista por los derechos humanos y compañera de Armas, la represión se intensificó tras las elecciones del 28 de julio, en las que la oposición demostró un fraude electoral masivo. Las detenciones arbitrarias, muchas de ellas de jóvenes y personas de sectores vulnerables, han alcanzado niveles alarmantes con más de 2,000 presos políticos contabilizados. En un contexto de creciente clausura a las manifestaciones pacíficas, Rivas subraya la lucha por la visibilidad y denuncia de estas injusticias como un medio de protección y un llamado a la comunidad internacional para que se mantenga alerta y activa en la defensa de los derechos humanos en Venezuela. Con la mirada puesta en el 10 de enero, la fecha de la toma de posesión de Edmundo González, la lucha por el cambio político continúa en un clima de incertidumbre y represión sistemática.
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