Una multitud entusiasta se congregó en el Estadio Metropolitano de Madrid para presenciar el concierto de Stray Kids, una de las bandas más prominentes del k-pop, que hace de su música un movimiento global. A pesar de que faltan más de cinco horas para el inicio del espectáculo, decenas de miles de seguidores ya cantan y bailan al ritmo de «Chk chk boom», demostrando la pasión y el ímpetu que caracteriza a este género musical. Este evento, que se convierte en el concierto de pop coreano más multitudinario celebrado en España hasta la fecha, atrae a una audiencia internacional, principalmente joven, que desafía el calor y las largas filas para adquirir productos oficiales del grupo surcoreano.
La diversidad cultural entre los asistentes es evidente, reflejo de una comunidad unida por una devoción compartida. La experiencia va más allá de la música; es una oportunidad para conectar y forjar amistades, como lo describe Risa da Silva quien reparte «freebies» para interactuar con otros fans. Jóvenes de diversas nacionalidades explican cómo el k-pop ha impactado sus vidas, proporcionándoles un sentido de pertenencia y felicidad. Este fenómeno, según seguidores como Victoria Niewies, se basa en la conexión genuina que los artistas de k-pop logran con su público, algo que consideran distinto y especial en comparación con los músicos occidentales.
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