En un reciente informe publicado por PwC, Madrid consolida su posición como un referente de inversión en Europa al escalar seis puestos en el ranking de ciudades atractivas para los inversores internacionales, conquistando el segundo lugar tras Londres. Este ascenso refleja un cambio notable desde 2020, donde la capital española se encontraba en el octavo puesto.
La impresionante subida de Madrid se cimenta en la estabilidad macroeconómica y microeconómica de la ciudad, además de su capacidad de brindar una alta calidad de vida. Estos factores han captado la atención de los inversores, reafirmando a Madrid como una ciudad de oportunidades y un destino calificado de «imparable» por el informe Urban Land Institute (ULI) de PwC.
El análisis, basado en más de mil entrevistas con destacados actores del sector, traza un mapa del atractivo inversor para 2025 en el que las ciudades europeas como París, Berlín y Múnich también destacan, aunque por detrás de Madrid. Este ranking subraya un contexto económico favorable y unas políticas fiscales atractivas que han convertido a la capital española en un núcleo de interés creciente para la inversión extranjera.
En particular, el sector inmobiliario se muestra especialmente prometedor. Los centros de datos se posicionan como la principal oportunidad de negocio, reconociendo a empresas como Iberdrola y ACS entre las líderes en la apuesta por este segmento. La ciudad cuenta con la capacidad energética necesaria y el espacio físico elemental para catalizar este tipo de infraestructuras, proyectándose un incremento del 54% en su capacidad para albergar centros de datos durante 2024.
Complementando el ámbito de los centros de datos, las infraestructuras energéticas, las viviendas para estudiantes y la logística se perfilan como otros sectores de notable interés para los inversores de cara al año 2025. Este dinamismo inversor sitúa a Madrid en un momento de auge económico y abre nuevas perspectivas de desarrollo para la ciudad.
El paisaje inversor de Europa está en constante transformación, y en este escenario, Madrid no solo ha sabido adaptarse, sino que está surgiendo como un actor principal en el tablero de las inversiones globales. Con una infraestructura robusta y políticas que fomentan el crecimiento económico, la capital española está preparada para afrontar los retos del futuro inmediato, consolidándose como un faro para el capital internacional en el continente.
