En un emotivo gesto de apoyo y concienciación sobre el cáncer infantil, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha visitado hoy una innovadora exposición en el barrio de Salamanca. Se trata de una muestra de siete bebés pelones de gran tamaño, organizada por la Fundación Juegaterapia en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Esta exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 20 de abril, busca visibilizar esta enfermedad y apoyar a los pequeños y sus familias en su dura lucha.
La muestra coincide con el décimo aniversario del lanzamiento de las icónicas figuras conocidas como «baby pelones». Durante su recorrido, el alcalde se detuvo especialmente en la figura diseñada por Elena Huelva, ubicada en la emblemática esquina de Velázquez con Jorge Juan. Huelva, quien fue paciente de sarcoma de Ewing y embajadora del proyecto hasta su fallecimiento en 2023, dejó una huella imborrable con su valentía y optimismo.
«Esta iniciativa es extraordinariamente necesaria», afirmó Martínez-Almeida. «Se trata de ayudar a los niños y a las familias a sobrellevar mejor este trance tan doloroso y duro, permitiendo a los pequeños distracción y alegría». El alcalde subrayó el compromiso del Ayuntamiento en dar visibilidad a proyectos como el de Juegaterapia, y destacó la importancia de acompañar a quienes más lo necesitan, desde una ciudad solidaria como Madrid.
Las esculturas, de 1,6 metros de altura, están distribuidas en zonas destacadas como las calles Velázquez, Serrano, Ortega y Gasset, y Goya. Cada figura incluye una descripción y un código QR para que los interesados puedan conocer más detalles sobre la ruta y, además, adquirir los muñecos. Los baby pelones de Juegaterapia, diseñados con el respaldo de celebridades como Alejandro Sanz, Shakira y Paula Echevarría, son los juguetes solidarios más vendidos de España. Gracias a su venta, la fundación ha logrado financiar 50 proyectos en 23 hospitales del país.
La Fundación Juegaterapia, creada en Madrid en 2010 por Mónica Esteban, ha tenido como misión desde sus inicios hacer más llevadera la estancia hospitalaria de los niños sometidos a tratamientos oncológicos, usando el poder del juego como herramienta de consuelo y esperanza. Estas gigantescas figuras no solo rinden homenaje a una década de trabajo, sino que también invitan a la comunidad a sumarse a una causa que busca aliviar el sufrimiento y añadir una chispa de felicidad en momentos difíciles.
