En el emblemático enclave de El Encín, la innovación vitivinícola se erige como protagonista con el lanzamiento del vino «Encinero» de la cosecha 2022. Este vino tinto, fruto de la mezcla de las variedades Tempranillo y Cabernet Sauvignon, se ha sometido a un proceso de crianza en barricas de roble tanto americano como francés durante ocho meses. Destinado exclusivamente a regalos institucionales, sus botellas no estarán disponibles en el mercado, marcando un hito en las estrategias de promoción regional.
Simultáneamente, los enólogos de la bodega experimental de El Encín están desarrollando un vino blanco que promete reforzar la identidad vitivinícola local. La clave de este blanco reside en la uva Malvar, que representa el 70% del ensamblaje, una variedad histórica que, pese a su caída en desuso, ofrece alta producción y calidad. Complementando el perfil, la Moscatel de grano menudo aporta un aroma distintivo, acidez y frescura. Con 200 kg de uvas cosechadas en 2024, la producción se limitará a 115 botellas, previstas para su presentación en 2026.
Durante una reciente reunión del Consejo de Gobierno en la Finca El Encín, la presidenta Díaz Ayuso recorrió los viñedos y observó el proceso de vendimia, degustando el mosto derivado, similar al futuro blanco experimental. Este evento subraya el compromiso regional con la innovación vinícola y su promoción institucional.
Por otro lado, el innovador vermut ahumado desarrollado por el IMIDRA refleja también este espíritu. Con botánicos locales, vinos de la región y caramelos de violeta, la receta se ha transferido a Licores Trampero para su comercialización, fortaleciendo el vínculo entre la investigación y la industria.
El IMIDRA busca seguir fortaleciendo su equipo con 20 nuevos doctores y técnicos sumados a los 23 ya incorporados, reflejando la relevancia del estudio y la innovación para el futuro del sector.
En materia de conservación, la región alberga una de las mayores colecciones de vides a nivel mundial, situada en el museo ampelográfico. Esta colección, que data de finales del siglo XIX, se extiende sobre 10 hectáreas de cultivo ecológico. Conserva ejemplares históricos desde el siglo II, como la Teta de Vaca, y ha rescatado variedades casi extintas como la Hebén, enriqueciendo el patrimonio genético vitícola.
La región también está comprometida con la seguridad alimentaria global, colaborando con el Banco de Semillas de las Islas Svalbard en Noruega.
El Gobierno regional ha destinado 3,8 millones de euros en ayudas para el sector, fomentando la mejora de viñedos y la expansión en mercados internacionales. La Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Madrid, con sus 43 bodegas y 2.700 viticultores, ha sido beneficiaria de estas políticas, incrementando su producción en la última campaña.
Así, la región no solo reafirma su legado histórico y cultural, sino que también avanza hacia un futuro innovador y sostenible en la viticultura.