La nueva normativa sobre equipamiento y formación en los cuerpos de Policía Local busca equilibrar la seguridad de los agentes y la ciudadanía mediante el uso regulado de material defensivo. La directriz establece el uso obligatorio de armas de fuego cortas, bastones policiales, grilletes y chalecos antibalas, además de accesos a dotaciones complementarias como armas largas y dispositivos de control para situaciones que lo requieran. Estos equipos de mayor potencia solo podrán ser utilizados ante riesgos significativos para la vida de los agentes o de terceros, así como en situaciones que impliquen un peligro considerable para la seguridad ciudadana.
Además, la normativa enfatiza la importancia de mantener estos recursos en excelentes condiciones. Se realizará un registro detallado de cada instrumento defensivo asignado a los agentes, quienes deberán garantizar su correcto funcionamiento y prevenir su uso indebido. La normativa prohíbe estrictamente cualquier tipo de manipulación o modificación de sus características originales, y establece revisiones periódicas de los equipos de seguridad.
En busca de una profesionalización continuada del cuerpo, se establece una formación rigurosa y constante. Los nuevos efectivos recibirán capacitación inicial en el Instituto de Formación Integral en Seguridad y Emergencias (IFISE) de la Comunidad de Madrid. Posteriormente, los ayuntamientos estarán a cargo de proporcionar formación continua, ya sea mediante sus propios planes o a través de cursos especializados del IFISE, con el objetivo de mantener a los agentes actualizados y preparados.
Estas medidas orientan a un enfoque donde la seguridad y la preparación profesional se posicionan como prioridades centrales, en un esfuerzo por reducir riesgos y mejorar la eficacia operativa de las fuerzas de seguridad locales.