A partir de septiembre, los centros educativos de la Comunidad de Madrid no permitirán el uso de móviles, tablets ni relojes inteligentes en Infantil y Primaria. Cataluña ya ha aplicado una medida aún más amplia, y otras comunidades se preparan para seguir la misma senda.
La Comunidad de Madrid ha dado un paso firme hacia una educación más libre de pantallas al aprobar un decreto que prohíbe el uso de móviles y dispositivos digitales personales en las etapas de Educación Infantil y Primaria, tanto en aulas como en otros espacios del centro. La norma, que entrará en vigor en el curso 2025-2026, también restringe el uso de tablets y relojes inteligentes, incluso cuando su uso fuera con fines pedagógicos.
Con esta decisión, Madrid se alinea con una tendencia cada vez más extendida en Europa y se suma a comunidades como Cataluña, que ha anunciado una prohibición total de móviles en toda la etapa obligatoria, incluyendo también Secundaria. En Cataluña, además, se limitará el uso de pizarras digitales y tabletas en el aula, en el marco de un Plan de Digitalización Responsable.
¿En qué consiste la medida madrileña?
- Prohibición total en Infantil (0-6 años) del uso de cualquier dispositivo.
- En Primaria, se permite solo un uso ocasional, compartido y bajo supervisión del profesorado, nunca individual.
- Los móviles, incluso apagados, no podrán estar presentes en la mochila del alumnado.
- Secundaria y Bachillerato quedan fuera del decreto, pero se invita a los centros a aplicar sus propias normas restrictivas.
- No se podrán pedir tareas digitales para hacer en casa.
- Se prevén excepciones para alumnado con necesidades educativas especiales, evaluadas caso por caso.
La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha defendido la medida como un retorno al equilibrio y a las bases de una educación “que prioriza la atención, la caligrafía, el dictado y el pensamiento crítico”.
Cataluña y otras regiones, a la vanguardia del cambio
Cataluña ha ido aún más lejos: desde septiembre, no solo estarán prohibidos los móviles en Primaria, sino también en toda la Secundaria, incluyendo recreos, comedores y patios. Ni siquiera se permitirá su uso pedagógico. Además, se limitará progresivamente el uso de pizarras digitales y tabletas en las aulas, priorizando el aprendizaje activo sin pantallas.
Según datos del Departamento de Educación catalán, un 89 % del profesorado ha percibido mejoras en convivencia y rendimiento escolar tras la restricción parcial del curso anterior.
Mientras tanto, otras comunidades como Castilla y León, Comunidad Valenciana, Andalucía y País Vasco ya estudian fórmulas similares para regular o limitar el uso de dispositivos móviles en las aulas, especialmente en los primeros ciclos educativos.
Una tendencia imparable: menos pantallas, más atención
Las decisiones de Madrid y Cataluña responden a una creciente preocupación entre docentes, familias y expertos en salud infantil sobre los efectos del uso excesivo de pantallas: dificultades de atención, menor rendimiento, aislamiento social y problemas de sueño o ansiedad.
A nivel nacional, el Consejo Escolar del Estado ya ha recomendado prohibir los móviles en Infantil y Primaria, y restringirlos en Secundaria a situaciones pedagógicas concretas bajo supervisión. La ministra de Educación, Pilar Alegría, ha dejado la regulación en manos de las comunidades autónomas, pero todo apunta a que en los próximos cursos se consolidará un modelo común más restrictivo en toda España.
La tecnología sí, pero con criterio
Las administraciones autonómicas no renuncian a la digitalización, pero apuestan por un uso más consciente, compartido y con objetivos educativos claros. En este sentido, tanto Madrid como Cataluña seguirán dotando a los alumnos de portátiles y promoviendo la competencia digital en niveles superiores, sin dejar de lado la alfabetización mediática, la detección de noticias falsas y la formación en inteligencia artificial, incluida la ética y los riesgos asociados.
En definitiva, estamos asistiendo a un cambio de paradigma: la tecnología no desaparece de la escuela, pero se somete a una nueva lógica pedagógica donde prima la atención, la interacción personal y el desarrollo integral del alumnado. Un modelo que cada vez más comunidades parecen dispuestas a abrazar.
fuente: Noticias Educación