En un esfuerzo continuo por proteger y revitalizar la biodiversidad, el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama se consolida como un refugio vital para el buitre negro, una especie catalogada como vulnerable y bajo amenaza en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Esta majestuosa ave, que en su adultez alcanza una envergadura de hasta 280 centímetros y un peso de 10 kilogramos, prefiere los pinos distantes de las áreas urbanas, a diferencia del buitre leonado que se asienta sobre rocas.
Durante los meses de junio y julio, dentro de un programa de protección y seguimiento, los agentes trepan hasta los recónditos nidos para recolectar a los pollos, que pesan alrededor de cinco kilos. Una vez asegurados en una bolsa especial, son descendidos cuidadosamente al suelo. Allí, se les extraen muestras de sangre para evaluar su salud y se les coloca dos anillas: una para identificación y otra que permite el seguimiento de sus desplazamientos. Tras una intervención de unos veinte minutos, los polluelos regresan a su nido donde permanecerán hasta que puedan volar a finales del verano.
Desde el inicio del anillamiento en 2003, este proyecto ha sido esencial para los expertos en biodiversidad del Gobierno autonómico, ya que proporciona información valiosa sobre la biología de la especie, sus movimientos y los desafíos que enfrenta. Dicho conocimiento ha sido fundamental para buscar soluciones que promuevan la conservación de esta emblemática ave. Además, se investigan las causas de mortalidad para mitigar riesgos futuros.
En la región, la población de buitre negro ha experimentado un aumento notable, alcanzando cerca de 250 parejas en 2024. De ellas, 186 anidaron cerca de Peñalara, mientras que otras 61 se establecieron fuera de Rascafría. Estos esfuerzos se complementan con un riguroso seguimiento de los asentamientos, aporte de alimentación suplementaria cuando es necesario y la recuperación de crías que caen de sus nidos.
El impacto se extiende más allá del buitre negro, reflejándose en la mejora de otras poblaciones de aves en la comunidad autónoma. La cigüeña negra, por ejemplo, ha duplicado su población reproductora, escalando de cinco parejas en 2013 a ocho en 2024, criando exitosamente a 19 pollos. Asimismo, la cigüeña blanca cuenta con más de 2.300 nidos registrados. Por otro lado, el águila imperial ibérica ha visto crecer su número de 30 parejas en 2008 a 102 en 2024, y el buitre leonado alcanza una cifra superior a los 600 ejemplares.
El compromiso con la conservación de estas especies es un testamento de la dedicación a preservar la riqueza natural de la región, asegurando que futuras generaciones también puedan admirar y convivir con estos magníficos habitantes del cielo.