En un esfuerzo por impulsar la sostenibilidad y la biodiversidad en la ciudad, el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad ha lanzado una ambiciosa iniciativa para crear zonas de refugio destinadas a pequeños animales y polinizadores. Estas áreas están diseñadas para fomentar el equilibrio ecológico y forman parte de un nuevo corredor ecológico que conecta los parques de Arriaga, los Tilos y la Almudena.
Durante la inauguración de este corredor, figuras clave del Ayuntamiento, incluyendo al delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, se reunieron en el barrio de Pueblo Nuevo. Allí han sido testigos de cómo estas microreservas de biodiversidad facilitan el desplazamiento seguro de diversas especies y enriquecen el paisaje urbano.
Con una inversión de 112.000 euros, la iniciativa ha permitido la plantación de 76 nuevos árboles y 1.991 arbustos, proporcionando así alimento y refugio para la fauna urbana. Las especies seleccionadas, como el ciprés Stricta y lavandas, fueron escogidas estratégicamente para favorecer la proliferación de especies autóctonas.
La iniciativa forma parte de una estrategia más amplia del Ayuntamiento iniciada en 2019, que hasta ahora ha destinado 114 millones de euros para la mejora y conservación de zonas verdes. Este plan incluye 124 obras en toda la ciudad, de las cuales 99 ya han sido finalizadas.
En el ámbito específico de los parques, cada uno ha recibido mejoras adaptadas a sus características. El parque de Arriaga ha visto la llegada de especies como la higuera y el almendro, además de refugios para reptiles e invertebrados. Mientras tanto, en el parque de la Almudena, se han construido muros de biodiversidad y refugios para insectos y aves. En los Tilos, se ha creado una nueva área de juegos infantiles hecha con materiales naturales, mejorando así el entorno para usuarios de todas las edades.
La iniciativa no solo tiene beneficios directos para la biodiversidad, sino que también mejora la calidad del aire y regula el clima local al aumentar los espacios verdes. Estos espacios ayudan a capturar contaminantes y reducir el efecto «isla de calor», además de optimizar el uso de agua mediante una mejor infiltración de lluvia en el suelo.
Al mismo tiempo, se promueve la biodiversidad mediante la atracción de especies como el gorrión común y la mariposa del madroño, creando un hábitat favorable mediante la plantación de árboles que ofrecen frutos y flores atractivos para estas especies.
El proyecto busca también crear un ambiente más recreativo y acogedor para los ciudadanos, permitiéndoles conectar con la naturaleza y mejorando su calidad de vida. En última instancia, este tipo de iniciativas no solo revalorizan el paisaje urbano, sino que también fortalecen la sostenibilidad y resiliencia ecológica de la ciudad.