Una gran labor de conservación se lleva a cabo cada junio en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama. Es durante este mes cuando el Grupo de Intervención en Altura de los Agentes Forestales (GIA) asciende a los nidos del buitre negro, una de las especies más voluminosas del mundo que puede llegar a pesar hasta 10 kilos y tener una envergadura de alas de hasta tres metros. La misión del GIA es crucial: recoger a los pollos que, con apenas 40 o 50 días de vida, ya pueden pesar alrededor de cinco kilos.
El proceso, que es meticuloso y vital para la conservación de la especie, continúa en el suelo. Allí, se toman muestras de sangre para evaluar la salud de los jóvenes ejemplares, y se les alimenta antes de colocarles dos anillas en las patas. Una de estas anillas sirve para su identificación, mientras que la otra lleva un código para su seguimiento a distancia. Tras estas intervenciones, los pollos son devueltos a sus nidos, donde permanecerán hasta finales del verano, cuando estén listos para volar.
Este programa de anillamiento comenzó en la Comunidad de Madrid en 2003 y ha permitido marcar a 25 buitres adultos. Gracias a esta iniciativa, se ha podido conocer en detalle la biología de la especie, sus zonas de vuelo y alimentación, y los problemas que enfrenta, facilitando así la búsqueda de soluciones para su conservación. Además, en caso de muerte, las anillas permiten investigar las causas.
En la década de los años noventa, el buitre negro estuvo tan cerca de la extinción en la región que en 1992 fue incluido en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas en la categoría de «en peligro de extinción». Hoy, la situación ha mejorado notablemente. En 2022 se registró la presencia de más de 200 parejas en Rascafría y actualmente también habitan en Valdemaqueda-Robledo de Chavela, Rozas de Puerto Real-Cadalso de los Vidrios, Valle del Lozoya, Sierra Pobre y Monte de El Pardo.
En los últimos tiempos, algunas parejas han sido localizadas en Las Rozas de Puerto Real, con la esperanza de que se propaguen a la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alberche y Cofio. A diferencia del buitre leonado, que prefiere anidar en rocas, el buitre negro elige pinos situados en zonas tranquilas, alejadas de la actividad humana. Aunque generalmente no emigran y permanecen en España, algunos ejemplares han sido avistados en África.
En total, España cuenta actualmente con unas 3.000 parejas de buitre negro, el doble que hace una década, un crecimiento notable gracias a los programas de protección. Una de las iniciativas gubernamentales que ha captado la atención del público es una «webcam» en directo situada sobre un nido en un pino silvestre. Esta tecnología permite a los ciudadanos seguir el periodo reproductivo, la alimentación, el apareamiento y la protección de la cría en tiempo real desde la primavera. La webcam, accesible de forma gratuita en el sitio web del Parque Nacional Sierra de Guadarrama, ha recibido una acogida entusiasta.
Estos esfuerzos no solo aseguran la supervivencia del buitre negro, sino que también fomentan una mayor conciencia pública sobre la importancia de conservar nuestras especies amenazadas. La protección del buitre negro es un brillante ejemplo de cómo la intervención humana puede revertir el peligro de extinción y fomentar un futuro más seguro para la biodiversidad.