En un gesto simbólico y emotivo, Madrid ha recibido el agradecimiento de la princesa Amalia de los Países Bajos por el cálido acogimiento que le brindó durante su estancia para los estudios en la Universidad de Ámsterdam desde la capital española. La heredera al trono neerlandés ha donado un jardín de tulipanes que florecerá en la próxima primavera en la emblemática plaza de Oriente, concretamente en la zona cercana al Teatro Real.
El evento, celebrado en un clima de amistad y cooperación internacional, contó con la presencia del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el embajador de los Países Bajos en España, Roel Nieuwenkamp. Ambos asistieron a la plantación del jardín junto a otras autoridades municipales como José Antonio Martínez Páramo, delegado de Limpieza y Zonas Verdes, y Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Movilidad y Medio Ambiente.
Durante el acto, el alcalde Almeida resaltó la importancia de este tipo de gestos que fomentan los lazos culturales y de amistad entre países. «Madrid es una ciudad abierta al mundo, y nos sentimos honrados de haber sido un segundo hogar para la princesa Amalia», comentó el edil madrileño.
El jardín, compuesto por tulipanes blancos y naranjas, no solo aportará color y belleza adicional a la ciudad, sino que servirá como un recordatorio permanente de la conexión establecida entre Madrid y los Países Bajos. Roel Nieuwenkamp, embajador neerlandés, entregó un ramo de tulipanes al alcalde como símbolo de esta relación floreciente.
Por otro lado, la princesa Amalia expresó su gratitud mediante un mensaje en el que subrayó el calor humano recibido por los madrileños. «Madrid fue mi hogar, y espero que estos tulipanes añadan tanto colorido y alegría a la ciudad como la que yo experimenté durante mi estancia», señaló la princesa en su emotiva declaración.
Este intercambio floral no solo representa una «prueba de amistad en un periodo difícil», como describió el rey de los Países Bajos durante la visita de Estado de los reyes de España en abril pasado, sino que también consolida las relaciones bilaterales y destaca la relevancia del entendimiento cultural. Con cada tulipán que florezca, Madrid recordará el especial vínculo con la casa real neerlandesa, simbolizando la mezcla entre tradición, naturaleza y la amistad intercultural.