El año 2024 ha traído consigo un significativo reconocimiento y protección del patrimonio cultural de Madrid. El flamenco, profundamente enraizado en la sociedad madrileña desde el siglo XIX, ha alcanzado un nuevo hito al ser catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial, destacándose su importancia en la identidad cultural de la región. En una ciudad donde el patrimonio tangible es tan valorado, la Dehesa de la Villa ha sido protegida por su valor como Paisaje Cultural. Este espacio, único por ser el primer bosque de uso público de la almendra central de Madrid, resguarda una importante área verde para los habitantes de la capital.
Junto a estas designaciones, se han identificado dos nuevos entornos de Bienes inmuebles: la histórica iglesia de San Marcos y el monasterio del Corpus Christi, ambos situados en el núcleo urbano de Madrid. Estas construcciones no solo reflejan la riqueza arquitectónica de la capital, sino también su capacidad para preservar espacios de relevancia cultural y religiosa.
La Ciudad Universitaria añade a su lista de monumentos preservados la Central Térmica, un ejemplo destacado de la arquitectura racionalista de pre-guerra, ahora protegida por su valor industrial o científico. Asimismo, la Estación de Comunicaciones por Satélite en Buitrago del Lozoya se presenta como una reliquia del pasado espacial de España, habiendo jugado un papel crucial en las misiones Apolo de la NASA.
No se quedan atrás el Conjunto Hidráulico de La Poza en Pozuelo de Alarcón, un sitio cuyos orígenes datan del siglo XVI y que ha sido categorizado como Zona Arqueológica, y el Edificio Montano junto con su anexa fábrica de pianos, emblemático de la arquitectura madrileña de finales del XIX, ambos ahora reconocidos como Bienes de Interés Patrimonial.
El próximo año, 2025, promete continuar esta tendencia con 17 nuevos expedientes en proceso. Entre estos, la Feria del Libro de Madrid, ubicada en el icónico parque del Retiro, está a punto de recibir el reconocimiento que merece su historia como epicentro del diálogo literario desde 1933.
La Quinta de los Molinos, otro espacio de gran extensión y variado paisajismo en San Blas-Canillejas, demuestra cómo la relación entre la ciudad y su entorno puede ser preservada. De igual forma, la fábrica de Clesa, diseño del renombrado arquitecto Alejandro de la Sota, sigue influenciando el panorama industrial con su arquitectura innovadora del siglo XX.
Adicionalmente, la comunidad de Madrid avanza para salvaguardar lo intangible. Se prepara para asegurar la pervivencia de corrientes tan influyentes como el Siglo de Oro, la Edad de Plata y la Cultura urbana, reconociendo su invaluable contribución a la historia literaria y artística mundial.
Este conjunto de protecciones y reconocimientos no solo preserva el legado cultural de Madrid, sino que alienta a sus ciudadanos a redescubrir y valorar el entorno que los rodea y la rica historia de la que son herederos.