El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha nombrado a François Bayrou como nuevo primer ministro, tras la destitución de Michel Barnier por una moción de censura apenas tres meses después de su designación. Bayrou, de 73 años, es una figura veterana con experiencia en diferentes cargos políticos, a excepción de la jefatura del gobierno. La nominación de Bayrou, líder del partido centrista MoDem, genera reacciones dispares en el ámbito político francés. Mientras que la Agrupación Nacional se abstiene de presentar una moción de censura, la Francia Insumisa ya ha manifestado su rechazo, calificando al nuevo primer ministro como «otro candidato al indulto de Macron». La complicada situación en el Parlamento, dividido en tres bloques sin una mayoría clara, representa un desafío significativo para Bayrou, quien deberá buscar alianzas para evitar constantes mociones de censura como la que derribó a su predecesor.
El nombramiento de Bayrou llega en un momento crítico para Macron, cuya popularidad está en caída libre, marcada por un 21% de aprobación. Ha tenido que enfrentar la presión de la oposición y la reciente recomposición del panorama político, marcado por un Legislativo dividido y la victoria del Nuevo Frente Popular en las elecciones anticipadas. Mientras tanto, la figura de Marine Le Pen se perfila con fuerza para las elecciones de 2027, a pesar de enfrentar problemas legales por malversación de fondos. En este contexto interno, Macron parece más cómodo en la arena internacional, como lo mostró en la reinauguración de Notre-Dame y su reciente visita a Varsovia, escenario en el que sigue activo promoviendo la ayuda a Ucrania. La misión de Bayrou empieza por lograr la aprobación del presupuesto de 2025, en medio de una situación financiera tensa y la necesidad de fraguar acuerdos para garantizar estabilidad gubernamental.
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